miércoles, 5 de agosto de 2015

CAPÍTULO 9.



A Jeny se le cayó el móvil al suelo.Estaba paralizada.
-No, no puede ser – grita mientras comienzan a salir lágrimas de sus ojos.
De pronto, empezó a temblar y se desmayó.
En la fiesta de Mangel estaban todos muy borrachos, ya eran las doce de la noche.Rubén se había quedado dormido cerca de la piscina.
-Rubius, despierta – le toca Maximus.
-Ehhh?
-Es hora de que te lleve a casa, estás que das pena…
Maximus lo ayudó a levantar y tras despedirse de Mangel, lo ayudó a montarse en su coche.
-Ehh tío que yo puedo conducir – balbucea Rubén.
-Ni de coña.Tranquilo, no le pasará nada a tu coche.
Tras casi dos horas, llegaron al piso de Rubén.
-Bueno, ya llegamos… despierta anda.
-Uf, qué dolor de cabeza…
-Ya eres más Rubén, pero aún estás borracho, ¿puedes subir solo?
-Sí, tranquilo. ¿Quieres que te deje mi coche?
-Me harías un gran favor; mañana te lo traigo de vuelta.
<<Menos mal que tenemos ascensor>> - pensó Rubén.
Miró su móvil: 5 llamadas perdidas de Jeny.
<<Joder, no me acordaba de ella… Bueno, a decir verdad, no me acuerdo de nada.Voy a pedirle perdón.>>
Cuando llegó a la puerta de Jeny, escuchó unos llantos muy fuertes que cesaron de pronto.
-¿Jeny? – preguntó mientras tocaba en la puerta.
No recibió respuesta.
-Jenyyyyy – tocó más fuerte, pero de pronto la puerta se abrió; estaba mal cerrada.
Entró y la buscó por todas partes pero no la veía.Se acercó a la puerta del baño, estaba entreabierta.
-¿Estás ahí?
Al no recibir ninguna respuesta, decidió abrir la puerta.
-¡NO PUEDE SER!

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