lunes, 10 de agosto de 2015

CAPÍTULO 10.



Cuando Rubén entró al baño, vio a Jeny tumbada en el suelo con un charco de sangre a su alrededor y una cuchilla.
-      ¡JODER, NO! – gritó y marcó el número de una ambulancia.
-      Jeny, aguanta –dijo mientras la cogía en brazos.
La ambulancia no tardó nada en llegar.
Llevaron a Jeny a urgencias, había perdido muchísima sangre y había que cerrar las heridas con puntos y hacerle una transfusión lo antes posible.
Finalmente, sobre las 3 de la madrugada, la trasladaron a una habitación.Allí el médico le hizo varias preguntas a Rubén:
-¿Quién es usted?
-Su … novio –tardó en contestar.
-¿Tiene alguna idea de por qué lo ha hecho?
-No, la verdad es que nunca pensé que esto podría ocurrir.Jeny parecía feliz con su vida.
-Parecía – enfatizó el doctor.- Solo quiero que sepa que necesita ayuda y mucho apoyo por parte de sus seres queridos.Tiene que volver a apreciar su vida y aprender que esta no es una solución.Tenga sumo cuidado con lo que diga, estará extremadamente sensible cuando despierte, y lo último que queremos es agravar la situación.
Cuando el médico se fue, Rubén se tumbó en un sofá que había al lado de la camilla y se quedó profundamente dormido.
A las pocas horas Jeny despertó.
-      ¿Qué? ¿Qué hago aquí? No, no, no, esto no puede ser. Lo hice bien joder, ¿por qué no ha funcionado? – miró a su alrededor y vio a Rubén – joder… has sido tú.No era tu puta elección, no te di permiso a elegir sobre mi vida, ¿me oyes? Es mi vida. Y si quiero acabar con ella, lo haré. Te odio por esto.
-      ¿Qué querías que hiciera? ¿Dejarte morir?
-      Cállate y preocúpate por tu novia, a mí déjame en paz.Ya soy mayor para poder elegir qué es lo que quiero.
-      No sabes lo que dices.
-      Y me lo dice alguien que no ha perdido a su familia en un accidente.Alguien que no se ha quedado completamente solo.
-      ¿E.. en serio?
-      Y para colmo tú me humillaste.
-      ¿Qué dices?
-      Te vi con Jen.Muy pegaditos.Dándose mucho amor.
-      Joder… no me acuerdo de nada.
-      Pues bien que lo twitteaste anoche.
-      ¿Eh? Pero si yo no tengo mi móvil.Lo tiene…
-      Tu querida novia.
-      Mi novia eres tú, o al menos eso le dije anoche al doctor.
De pronto entró un enfermero y trajo un par de pastillas.
-      Tómatelas – se dirigió a Jeny.
-      ¿Para qué es esto?
-      Para evitar infecciones en las heridas.Son muy profundas y no queremos ninguna complicación durante el proceso de cicatrización.Tómatelas.
-      Está bien.
-      Es hora de la ducha; vamos que te ayudo.
-      ¿Qué? Tú no me vas a duchar.
-      Tú sola no puedes, perdiste bastante sangre y puede que te marees.
-      No pienso dejar que tú lo hagas. ¿No hay alguna enfermera?
-      Ahora mismo no hay ninguna disponible, y me han asignado a tu cargo.Vamos.
-      No, no y no.Es obvio que no voy a dejar que un desconocido me bañe.
-      Hay que hacerlo.
-      ¿Puede hacerlo él? – señaló a Rubén.
-      Bueno, si puede sostenerte sí.
-      ¿Yo? – se sorprendió.
-      Sí, puedes, ahora llévame al baño, y usted váyase por favor – rogó.
Rubén cogió a Jeny en brazos y la llevó hasta el baño.
-      Ya te puedes ir tú también.
-      ¿No has oído al enfermero? Tú sola no puedes.
-      Puedo, créeme.Si necesito tu ayuda te lo digo y listo.
-      Pues yo no me voy de aquí.
-      Pues date la vuelta.
Jeny pudo ducharse sola.
-      Pásame la toalla, pero no te des la vuelta.
-      Será bastante bueno lo que me quieres ocultar para estar tan empeñada en que no te vea.
-      ¡Idiota! – ríe ella.
-      Menos mal, me preocupaba no escuchar tu risa durante tanto tiempo.
-      Bueno… ya me puedes llevar.
Dos días más tarde le dieron el alta.
-      Bueno, señorita; vamos a darle el alta pero tiene que seguir medicándose y me temo que deberá asistir a sesiones de terapia dos veces por semana.Aquí tiene el número de uno de los mejores psicólogos que conozco – le tiende una tarjeta.
-      Gracias, pero creo que no me hará falta…
-      La hará, créame.Vaya bajando a la recepción y va firmando los documentos.
-      Y usted, vigílela muy bien.Parece que se encuentra mejor, pero las apariencias muchas veces engañan y no podemos fiarnos.
-      Lo haré.
-      Ah, y por cierto, tenga especial cuidado con su medicina ya que muchas veces los pacientes fingen tomarla y en realidad la escupen o vomitan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario