A la
mañana siguiente, se despertó por el ruido que provenía del piso que se
encontraba junto al suyo.
<<Será
que ya alguien se está mudando.Desde que yo llegué ese piso ha estado vacío y
el cartel de “se alquila” ayer desapareció de la entrada del edificio.>>
Se
levantó y miró su teléfono: no había nada; ni un simple mensaje.Ella y Sergio
no habían hablado desde lo ocurrido, así que decidió enviarle un Whatsapp:
“Buenos
días, siento lo que ocurrió ayer.Me gustaría que pudiésemos seguir siendo
amigos. ¿Tienes planes para hoy?”
Hoy
sí que tenía trabajo; las paredes inspiraban melancolía con esos tonos tan
apagados, por ello había comprado una pintura color turquesa y pensaba
divertirse pintando.
Tenía
una gran costumbre matinal sabatina: poner música a máximo volumen y realizar
la limpieza semanal.
A
ritmo de los Guns n’Roses con su Sweet Child O’Mine, Jeny terminó su tarea de
limpieza y pasó entonces a dar color a su triste vivienda.
El
resultado fue majestuoso; sin duda, tenía una visión acertada sobre la
decoración de interiores.
En
cuanto acabó su labor, miró el teléfono.Tenía cuatro llamadas perdidas, la
música no le permitió escucharlas; y por supuesto, eran de Sergio.
-Hola.
-Hey,
¿qué hacías?
-Estaba
pintando.
-Hmmm,
respecto a lo de hoy, me gustaría invitarte a tomar algo esta noche.
-Me
parece genial, recógeme a las 9.
-Un
beso.
La
noche llegó rápidamente.Se había arreglado para la ocasión: llevaba un vestido
azul marino abierto en la espalda y unos tacones negros bastante altos.
Sergio llegó puntual, y
además estaba guapísimo.Vestía unos vaqueros y una camiseta azul de botones.
-Hola preciosa.
-Hola guapo, ¿a dónde
vamos?
-Es una sorpresa.
-Pues no perdamos ni un
segundo más – dijo mientras subía al coche.
Llegaron a un restaurante
algo lejano del centro de Madrid y se bajaron los dos del coche:
-Aquí sirven la mejor
lasaña del mundo.
-Eso habrá que verlo – se
acerca a Sergio – conozco a alguien que la cocina de maravilla.
La comida está fantástica
y ambos mantienen una charla entretenida y se sienten afortunados de poder
disfrutar de su mutua compañía.
-Ya sabes que no me gusta
bailar… - comenta Sergio un tanto incómodo.
-Por favor, hazlo por mí –
Jeny suplica como una niña pequeña.
-Venga, vale, pero solo un
rato.
Tras la cena, fueron a un
local bastante animado y bailaron toda la noche.Al parecer, Jeny tenía un gran
poder de convicción.
-Gracias por esta noche,
ha sido magnífica.
-Gracias a ti por
perdonarme, ayer me comporté como un imbécil.
-Tuviste motivos para
hacerlo.
-Buenas noches mi reina,
que descanses.
Y tras un abrazo de
despedida Sergio se fue.
***
<<Maldita sea, ¿quién
monta tanto jaleo a las 4 de la mañana?>>
Jeny salió de su piso y se
dirigió a la puerta del vecino; llamó al timbre y oyó pasos dentro.De pronto la
puerta se abrió y apareció un chico bastante alto, delgado y moreno:
-¿Ocurre algo?
-Sí, básicamente que no me
dejas dormir.
-Oh, lo siento, no era
consciente de la hora…
-¿Qué hacías para estar
gritando de esa manera?
-Jugar a un videojuego de
terror.
-¿Estás de coña? – Jeny se
mostró irritada.
-Pues no, la verdad.
-Pues más te vale callarte
si no quieres que llame a la policía y “se monte aquí la de Dios”.
-Está bien ‘Doña
Antipática’ – dijo justo antes de cerrarle la puerta en las narices.
<<¿Será idiota? Ya
puede irse a la mierda.>> pensó ella.
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