lunes, 4 de mayo de 2015

CAPÍTULO 2.



A la mañana siguiente, se despertó por el ruido que provenía del piso que se encontraba junto al suyo.
<<Será que ya alguien se está mudando.Desde que yo llegué ese piso ha estado vacío y el cartel de “se alquila” ayer desapareció de la entrada del edificio.>>
Se levantó y miró su teléfono: no había nada; ni un simple mensaje.Ella y Sergio no habían hablado desde lo ocurrido, así que decidió enviarle un Whatsapp:
“Buenos días, siento lo que ocurrió ayer.Me gustaría que pudiésemos seguir siendo amigos. ¿Tienes planes para hoy?”
Hoy sí que tenía trabajo; las paredes inspiraban melancolía con esos tonos tan apagados, por ello había comprado una pintura color turquesa y pensaba divertirse pintando.
Tenía una gran costumbre matinal sabatina: poner música a máximo volumen y realizar la limpieza semanal.
A ritmo de los Guns n’Roses con su Sweet Child O’Mine, Jeny terminó su tarea de limpieza y pasó entonces a dar color a su triste vivienda.
El resultado fue majestuoso; sin duda, tenía una visión acertada sobre la decoración de interiores.
En cuanto acabó su labor, miró el teléfono.Tenía cuatro llamadas perdidas, la música no le permitió escucharlas; y por supuesto, eran de Sergio.
-Hola.
-Hey, ¿qué hacías?
-Estaba pintando.
-Hmmm, respecto a lo de hoy, me gustaría invitarte a tomar algo esta noche.
-Me parece genial, recógeme a las 9.
-Un beso.
La noche llegó rápidamente.Se había arreglado para la ocasión: llevaba un vestido azul marino abierto en la espalda y unos tacones negros bastante altos.
Sergio llegó puntual, y además estaba guapísimo.Vestía unos vaqueros y una camiseta azul de botones.
-Hola preciosa.
-Hola guapo, ¿a dónde vamos?
-Es una sorpresa.
-Pues no perdamos ni un segundo más – dijo mientras subía al coche.
Llegaron a un restaurante algo lejano del centro de Madrid y se bajaron los dos del coche:
-Aquí sirven la mejor lasaña del mundo.
-Eso habrá que verlo – se acerca a Sergio – conozco a alguien que la cocina de maravilla.
La comida está fantástica y ambos mantienen una charla entretenida y se sienten afortunados de poder disfrutar de su mutua compañía.
-Ya sabes que no me gusta bailar… - comenta Sergio un tanto incómodo.
-Por favor, hazlo por mí – Jeny suplica como una niña pequeña.
-Venga, vale, pero solo un rato.
Tras la cena, fueron a un local bastante animado y bailaron toda la noche.Al parecer, Jeny tenía un gran poder de convicción.
-Gracias por esta noche, ha sido magnífica.
-Gracias a ti por perdonarme, ayer me comporté como un imbécil.
-Tuviste motivos para hacerlo.
-Buenas noches mi reina, que descanses.
Y tras un abrazo de despedida Sergio se fue.
***
<<Maldita sea, ¿quién monta tanto jaleo a las 4 de la mañana?>>
Jeny salió de su piso y se dirigió a la puerta del vecino; llamó al timbre y oyó pasos dentro.De pronto la puerta se abrió y apareció un chico bastante alto, delgado y moreno:
-¿Ocurre algo?
-Sí, básicamente que no me dejas dormir.
-Oh, lo siento, no era consciente de la hora…
-¿Qué hacías para estar gritando de esa manera?
-Jugar a un videojuego de terror.
-¿Estás de coña? – Jeny se mostró irritada.
-Pues no, la verdad.
-Pues más te vale callarte si no quieres que llame a la policía y “se monte aquí la de Dios”.
-Está bien ‘Doña Antipática’ – dijo justo antes de cerrarle la puerta en las narices.
<<¿Será idiota? Ya puede irse a la mierda.>> pensó ella.